miércoles, 26 de mayo de 2021

Váyase Sr. Ortiz

 

Váyase Sr. Ortiz.

¿Podemos esperar que con usted al mando las cosas vayan de otra manera? ¿Qué con usted al mando las cosas mejoren? ¿Podemos esperar que usted rectifique? 

Yo creo que no. Que usted no va a rectificar.

Y no va a rectificar porque usted no puede hacerlo. Usted no puede rectificar porque en el fondo no ve claro el camino y porque no sabe qué habría que hacer. Y si lo sabe no puede porque camina al ritmo que le marcan sus socios y peleles que pone y quita para no estar a la vista.

Usted no puede rectificar porque hacerlo equivaldría a enmendar su propia plana. A reconocer que debemos resolver problemas que usted mismo ha creado y consentido.

Usted no puede rectificar porque su principal preocupación consiste en salvar de un día para otro ese precario equilibrio en que se encuentra el club.

Usted no puede rectificar porque después de leer su comunicado ni siquiera considera que sea necesario hacerlo. 

Confía simplemente en que cambie el viento, que las circunstancias exteriores arreglen la situación, que se olviden los escándalos, y que mejore su suerte. Le importa muy poco el precio que los herculanos hayamos de pagar.

Usted no va a rectificar. Seguiremos oyéndole llamar unidad a la división, recuperación al estancamiento e impulso al desánimo. Llamará amigo a otro Ramírez, y equipo sólido al inestable, directiva eficaz a la inoperante, ética a la vista gorda, y esfuerzo a subir el precio de las entradas.

Usted no puede rectificar. Mientras usted siga en el Hércules no podemos esperar ninguna sinceridad, ningún cambio y ninguna solución.

Usted Sr. Ortiz, no está a la altura de las necesidades del Hércules. Y usted no está en condiciones de seguir al mando del club.

Podrá usted parchear situaciones para salir del paso, pero no puede estar al mando. No está en condiciones de abordar con rigor ni un solo problema. Usted no puede seguir en el Hércules. Usted que ha sido el causante del daño no puede ser quién lo corrija. Asuma la responsabilidad que le corresponde y váyase. Y no alegue más excusas.

No diga que está esperando a que venga otro a salvarle la cara. El verbo dimitir, Sr. Ortiz, se conjuga con responsabilidades económicas y no con hombres de paja.

El Hércules necesita un impulso y usted se ha convertido en una rémora.

No le pido que renuncie al club. No creo que dejar al club sin dirección sea positivo para el Hércules. No estamos hablando de los intereses de la afición, sino de lo que mejor conviene al club. Por lo tanto, no le pediré que renuncie al club. Usted es su legítimo dueño y yo no voy a discutir ni a entorpecer esa legitimidad.

En mi opinión -se lo digo honestamente- en un momento en que está en juego la dignidad del herculanismo, el prestigio del club, la credibilidad de sus acciones y decisiones, debería usted aparecer como el primer interesado por evitar el desprestigio y que se produzcan mayores deterioros en la imagen del club. Debería ser usted quién de ejemplo de entrega al servicio de la entidad, y aumentar el prestigio y la dignidad del club. 

En las actuales circunstancias, no le queda más que una salida honorable: presentar su renuncia ante la afición, y arreglar con el alcalde y otros empresarios alicantinos su inmediata substitución.

Váyase, Sr. Ortiz. No le queda ninguna otra salida honorable. 

Porque usted es el principal y primer responsable de la situación económica.

Porque usted el es principal y primer responsable de los casos de corrupción y del clima general de corrupción en el Hércules.

Porque usted es el principal y primer responsable de la degradación de la entidad Herculana para con el resto de instituciones alicantinas.

Porque usted es el principal y primer responsable de una directiva incapaz.

Resuelva su situación familiar, encuentre un sustituto junto con las fuerzas vivas de la ciudad, y prepare su sustitución. Pero hágalo ya, porque además de necesario es urgente.

Mientras usted continúe en el club, no se resolverá la situación económica, nuestro prestigio no se va a recuperar, la situación en el club se hará más precaria, y y la confianza de la afición se seguirá reduciendo.

Y lo que es normal, deseable y saludable en un club de fútbol debería ser también normal, deseable y saludable para usted. 

No le niegue al Hércules su oportunidad Sr. Ortiz. El Hércules necesita un gran proyecto deportivo que le devuelva confianza en sí mismo, aúne voluntades en los aficionados, que le fortalezca y que le permita renacer en busca de nuevas metas. Y usted ya no está en condiciones de ofrecérselo.

El Hércules necesita un acuerdo con las fuerzas locales que sea reflejo del espíritu de la idiosincrasia alicantina. Que respete a la afición, pero que garantice la continuidad del herculanismo. Y usted ya no está en condiciones de ofrecérselo.

El Hércules necesita una fuerte recuperación ética asentada en la responsabilidad, en el sentido del deber, en el cumplimiento de la palabra dada y en el compromiso con nuestra afición y con el club. Y usted ya no está en condiciones de ofrecérselo.

El Hércules necesita regenerar sus estructuras, que los responsables y sus departamentos funcionen mejor y ganen credibilidad. Que la transparencia y la responsabilidad sean la norma. Que los directivos den ejemplo de austeridad y que lo deportivo funcione. Y usted no está ya en condiciones de ofrecérselo.

El Hércules necesita reconstruir sus plantillas y empezar a jugar, recuperar sus equipos de cantera, favorecer la inversión en formación de jugadores, alentar a padres y educadores, fortalecer el vínculo del Hércules con la sociedad alicantina, controlar el gasto y jugar mejor. Y usted no está ya en condiciones de ofrecérselo.

El Hércules requiere una gran inversión en intangibles. Unos intangibles que ahuyenten el desánimo y movilice todas sus energías. Que le permita recuperar el entusiasmo con un proyecto de club atractivo. Que sirva de acicate para defender a sus aficionados y ser protagonista en España y en Europa. Y usted ya no está en condiciones de hacerlo.



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