Ha llovido
bastante desde que José María García abriera sus programas con la maldita pregunta
¨¿Dónde va el dinero de las quinielas?¨Sí. Se pasó meses repitiéndolo en la
SER. Al principio hubo silencio, sonrisas e indiferencia, luego irritación,
y finalmente ceses. Algunos jerifaltes de los últimos estertores del franquismo se
revolvían cada vez que escuchaban a García con su pregunta. Los españoles nos
enteramos de que se habían comprado más de 100 mercedes oficiales con el dinero
que en principio estaba destinado a promover el deporte.
García se fue de
la SER 5 minutos antes de que le echaran. Pero quedó claro que había tramas de
corrupción en los niveles oficiales del Régimen, y su pregunta ayudó a que
el dinero que el Estado recaudaba de las apuestas se destinara a la promoción
deportiva. A unos cuantos los cesaron.
Después llego la
democracia, y tras una transición dificultosa llego el triunfo socialista del
82. ¡Qué ilusión! 202 diputados y supermayoríabsolutísima. Y con ella, llegó el rodillo
socialista; La ocupación de la Administración; Las 17 autonosuyas; De 700.000
funcionarios se pasó a más de 2 millones; La OTAN; Rumasa; Y como no, Filesa, Malesa, y
Time Sport; La financiación ilegal del PSOE; los convolutos alemanes; Ni Flick
ni Flock; las comisiones con el papel del BOE; Presidenta de la Cruz Roja y sus
armarios con aire acondicionaldo llenos de abrigos de visón; comisiones en las obras
de las casas cuartel de la Guardia Civil; La presidenta de RENFE conduciendo
trenes; La Expo de Sevilla; el Quinto Centenario; el Grupo Prisa y Polanco; Las
Olimpiadas de Barcelona y como no: Juan Guerra, y Roldán. ¿Corrupción dices?
A Aznar se le
crucificó por la guerra de Irak (a la que no fuimos), pero no por escándalos de
corrupción.
Después de Aznar llego
Zapatero montado en varios cercanías de RENFE. Suceso nunca aclarado y cuyos
inductores nunca se han determinado. Creció el numero de parados, la prima de
riesgo, subvenciones a los molinillos, a las eléctricas, las puertas
giratorias, el coche eléctrico, el calentamiento global, Roures, La Sexta, Bibiana
Aido y Leyre Pajín, el 15-M, Rubalcaba y finalmente Rajoy.
Y con Rajoy,
Bárcenas, la Gurtel, la Púnica, Brugal, Los poco mencionados casos de Cataluña,
Los Pujol, el PNV,
El cupo vasco, los
ERES de Andalucía, el 15-M, Soraya y sus dossiers, Montoro y el tráfico de
influencias, los chiringuitos de género, los chiringuitos de urgencia
climática, los chiringuitos animalistas, el proyecto Gran Simio, los
chiringuitos de Errejon y podemos, la financiación de Venezuela, de Irán…
Nihil novo sub
sole.
La corrupción se
ha multiplicado durante la democracia conforme los partidos se hacían más
grandes y poderosos. Siempre ha estado ahí. La partitocracia ha hecho que ya no
sean los más capaces los que comanden los partidos, sino los más sumisos y
obedientes. Los partidos han seleccionado a sus líderes entre los supervivientes
a sus crisis internas. Algunos no han trabajado nunca fuera de la
administración.
Y con estos
bueyes hay que arar.
Cuando los dos
partidos principales evolucionan de esta manera, encerrándose en sí mismos y
consiguiendo coimas para sus afiliados y directivos, pero ya no beneficios
reales para la población en general, surgen otros partidos nuevos. Ciudadanos
en Cataluña, contra el nacionalismo obligatorio. UPyD en el estado, con
vocación de bisagra entre los dos partidos principales. Podemos con un nuevo
impulso del comunismo y VOX entre los que se han cansado de estar callados y aceptarlo
todo de los socialdemócratas. Son la gente espantada de esos partidos monstruo,
sucios, llenos de aprovechados, que han salido huyendo hartos porque ya no
tienen razón de ser.
Así el PP tras
largar a Soraya y sus abanicos, no se ha renovado. No se ha purgado. Esa
obsesión de mantener a los timoratos dentro, a los que acatan todas las
políticas progresistas y no las enfrentan porque carecen de pensamiento político
y solo quieren estar donde haiga, tocando poder y presupuesto. Sin principios,
no defienden a sus compañeros de partido, no entran en discusiones con nadie,
mantienen una discreción absoluta para evitar que El País, o La Sexta les
critique lo más mínimo, porque esos son los únicos medios que lee su jefe. Todo
lo demás no importa. Y firman lo que les dice su jefe, como les dice su jefe, y
cuando se lo manda su jefe. Maricomplejines es poco para lo que merecen que les
llamen.
Y en el PSOE más
de lo mismo. Con los peores resultados electorales de su historia, y el menor número
de diputados en democracia, su poder reside ahora en los partidos
nacionalistas, secesionistas y comunistas con los que se alió para gobernar. Y
ahí siguen, donde haiga. A vivir del presupuesto y subvencionar a un montón de
chiringuitos para comprar votos militantes. Eso sí, cada vez con menos voto
real y directo.
Naturalmente, las personas competentes se han largado de esos
sitios hace mucho tiempo, y ya no les quedan más que los que van a medrar y no
les importa mercadear con todo. Y cuando digo con todo, es con todo. Hacen
negocios con la compra de batas de papel y mascarillas. Algo de valor ínfimo y
fácil de fabricar. Hacen negocio con medicinas, con respiradores, con los
sanitarios, con las residencias de ancianos,,, Con todo.
Y así estamos con
los dos principales partidos, cuando Ciudadanos decide que ya no lucha contra
el nacionalismo obligatorio. Ahora va a convertirse en un partido bisagra entre
dos partidos grandes: el PP y el PSOE.
Esto en
Inglaterra o en Holanda puede que esté muy bien. Entre dos partidos
responsables con gente responsable que aboga por políticas responsables cada
uno desde su óptica, una bisagra puede ayudar a reformar las leyes conjuntamente
con ellos para reconducir y aplicar las políticas necesarias para mejorar la
sociedad.
Pero ¿en España?
Entre un PSOE arrastrado a la extrema izquierda más radical y bajo la bota
separatista vasca y catalana, y un PP que sigue dando muestra de acobardamiento
y renuncia al pensamiento de sus posibles votantes, no hay posibilidad de
bisagra ninguna, a no ser que sea para seguir aceptando la financiación de las
sociedades apoyadas por Open Soros y compañía, buenos amigos de Garicanos e
Igeas, y que huelen igual que la corrupción del PSOE y PP, porque después de
todo es más de lo mismo.
Así las cosas, los
comunistas y los voxeros son los menos ocultos, porque dicen lo que quieren, y
hasta el momento son bastante más claros que la panda partitócrata del trio
calavera de los partidos.
¿Confianza en ellos?
Mínima. Pero desde luego o lo arreglan éstos, o volveremos a ver sangre en la
piel de toro. A garrotazos, como siempre.